TELÉFONOS DE EMERGENCIAS Y FARMACIAS DEL ORITUCO

TELÉFONOS DE EMERGENCIAS Y FARMACIAS DEL ORITUCO

sábado, 25 de julio de 2015

Discurso de Francisco Martínez en su acto de juramentación como presidente de Fedecámaras





Amigas y amigos todos:
Estar aquí, este día y en este podio, es uno de los retos más importantes de mi vida. Es un desafío para el que me he preparado con mucho tesón, humildad y pasión. Quiero darles gracias a Dios, a mi familia y a ustedes por la confianza que el día de hoy están depositando en mí.
Creo mucho en esta posición y en la posibilidad que me brinda llevar a la práctica  principios y experiencias. Uno de ellos es mi convicción de que la única manera de enfrentar la tentación recurrente de apelar a líderes mesiánicos, la única forma de encarar nuestros problemas como sociedad, es que todos nos hagamos responsables del país.
Si cada uno de nosotros se asume como ciudadano y actúa en consecuencia –y no como súbdito de un caudillo, que cambia con cada generación-, verá con claridad que el país es un asunto que nos compete a todos y que los problemas de la sociedad demandan nuestra atención y voluntad de actuar; que la responsabilidad de ser ciudadano, cualquiera que sea la posición o el rol que se ocupe, no es transferible ni negociable.
He llegado aquí orientado por esa convicción, por una categórica conciencia ciudadana, que desde hoy me acompaña para ponerme al frente de mi responsabilidad. Por tanto, el compromiso que hoy asumo junto a Carlos Larrazabal, Ricardo Cussano y Aquiles Martinez Piettri es representar al gremio condignidad ciudadana, sin perder de vista los más elevados intereses de la nación.
A partir de este momento, asumo la continuidad de la labor que durante dos años desempeñó mi predecesor, el empresario y amigo Jorge Roig Navarro. Me inicio en esta posición reconociendo no solo el extraordinario trabajo de Jorge, sino su influencia como gran estímulo para mi propia ejecución. Creo representar al gremio dándole las gracias por su entrega a esta labor y al país. Estoy persuadido de que contaré con su consejo, cercanía y amistad.
Llego aquí como empresario zuliano, condición que mucho me honra. Conozco el interior de Venezuela, sé de sus urgencias, de su profundo espíritu empresarial y de su voluntad de descentralización, que comparto y postulo como componentes esenciales de la solución a nuestros problemas nacionales. He visto durante años la tenacidad y el coraje con que el empresario del interior enfrenta obstáculos, y he palpado de primera mano la resiliencia con que encara las deficiencias en los servicios y las dificultades que imponen la burocracia nacional, estadal y local.
Por ello, uno de los propósitos de mi gestión es que fortalezcamos aún más las redes de comunicaciones e intercambio de información, de modo que el gremio sea un instrumento de soporte y asesoría de todos los empresarios venezolanos, donde quiera que estén, especialmente de aquellos que enfrentan mayores dificultades y obstáculos.
Estoy aquí como empresario venezolano. Integro, por tanto, un gremio que tiene, entre muchas habilidades, la capacidad de dialogar, negociar, acordar, sumar, convertir las diferencias en oportunidades para reconocer y comprender al otro. Soy parte de una generación que se formó en democracia, con todas las imperfecciones que tuvo el esfuerzo reimpulsado en 1958, y por ello mismo estoy habituado al diálogo, a la interlocución, al intercambio constructivo de ideas.
Vengo con una abierta disposición al encuentro con todos los sectores del país, y especialmente con el sector público, porque entiendo que es la manera más eficaz de encarar, en el cortísimo plazo, los agudos problemas por los que atraviesa la economía venezolana hoy. Vengo con la disposición de seguir trabajando para promover un intercambio franco y constructivo en un marco del reconocimiento y genuino respeto de las diferencias. Pero vengo animado por esa voluntad sin ingenuidades, consciente de las enormes diferencias que nos separan de un sector minoritario del país, que tiene una visión radical, intransigente y anacrónica que nos impide avanzar.
Por ello, inicio mi gestión afirmando los valores en los que creo. Creo en la libre iniciativa empresarial, en los derechos de propiedad, en la productividad, en el esfuerzo creativo, en el trabajo duro que rinde frutos, en la formación y desarrollo del capital humano venezolano, en la responsabilidad social empresarial, en la ética a la hora de hacer negocios. Creo que estos pueden ser poderosos motores para impulsar con nuevos bríos el crecimiento del país, que equivale al desarrollo de la marca “hecho en Venezuela”.
Y animado por estos valores, le proponemos a todo el sector, a todos los empresarios y comerciantes del país, tres líneas estratégicas como guía de nuestra gestión:
La primera línea estratégica es la defensa y difusión de los principios y valores de la empresa privada, la libre iniciativa empresarial, los derechos de propiedad, la productividad y la afirmación del Estado de derecho y de las libertades democráticas.
Para ello, desde Fedecámaras haremos esfuerzos en construir canales formales de comunicación con las instancias en las que se formulan políticas públicas. Y continuaremos trabajando en la construcción de alianzas con las iglesias, las universidades y los centros de capacitación, los sindicatos, las ONG´s y otras organizaciones de la sociedad civil, así como con actores internacionales para fortalecer nuestras relaciones con las redes empresariales de otros países y con diversos organismos multilaterales.
La segunda línea estratégica apunta a fortalecer la cadena gremial empresarial con objetivos muy claros: continuar con la actualización estatutaria, organizacional y operacional, el mejoramiento profesional de nuestro capital humano, el incremento de la afiliación de cámaras y asociaciones de base,  la reestructuración de las comisiones  y la introducción de innovaciones para mejorar nuestras capacidades técnicas y fortalecer las instancias de toma de decisiones.
La tercera línea estratégica en la que concentraremos los esfuerzos del equipo que encabezo estará centrada en ejercer influencia sobre aquellos procesos que promuevan la reactivación económica, generando propuestas de políticas públicas en conjunto con el Estado y procurando la reinserción del país en el mundo globalizado de hoy.
No se puede evadir la realidad de que el momento que vive el país es particularmente complejo. Más si consideramos que en los últimos 35 años –escúchese bien, los últimos 35 años- Venezuela no ha podido generar tasas de crecimiento por más de 5 años consecutivos. Detengámonos por un momento en este dato, porque es muy elocuente.
¿Por qué desde el año 1980 no hemos sido capaces de generar crecimiento económico sostenido por más de un lustro?... ¿Por qué ello sí fue posible por más de tres décadas consecutivas  hasta finales de los 70’s?, esa época permitió y registro la mayor movilidad social y los mejores niveles de vida y bienestar de los Venezolanos.
Me atrevo a señalar tres factores que, a mi juicio, han frenado el crecimiento económico por más de cinco años consecutivos en los últimos 35 años.
El primer factor es el rentismo petrolero y la escasa diversificación económica. Esta es la fachada de una inmensa fragilidad institucional, favorecida por la forma en que los recursos provenientes de la comercialización de petróleo han sido administrados.
El segundo factor es que la política económica dominante durante la mayor parte de los últimos 35 años, salvo contadas excepciones, no ha favorecido la llegada de inversiones extranjeras y ni siquiera ha estimulado a las nacionales en todo su potencial. Muchas causas podrían explicar la imposibilidad de que durante 35 años no hayamos tenido al menos una década continua de crecimiento económico. Pero la fundamental es la falta de CONFIANZA. Por ello, exhortamos al Gobierno Nacional a promover todas aquellas medidas que permitan retomar la CONFIANZA en el país, pues de lo contrario la crisis económica no podrá ser encarada exitosamente.
El tercer factor es la inexistencia, desde mediados de los 70, de un consenso mínimo entre el sector público y el privado sobre una estrategia de desarrollo de largo plazo. Desde esa fecha se quebró el consenso tácito entonces existente acerca de un modo de administrar las finanzas públicas y un conjunto de incentivos destinados a aumentar de la productividad por parte del sector privado. Hasta 1975 el endeudamiento era modesto y racional, y se consideraba a la empresa privada como una importante palanca del crecimiento y desarrollo del país.
En contraste, el Gobierno Nacional encara hoy las consecuencias de un creciente y peligroso endeudamiento.
Es hora de que la madurez y la sensatez sean las guías para la toma de decisiones en asuntos públicos de alto nivel. Mientras más tensión y rivalidad siga promoviendo el Gobierno Nacional, más obstáculos encontrará el objetivo de fomentar un consenso básico sobre la estrategia de desarrollo del país. Invitamos al Gobierno Nacional a que ofrezca señales concretas, palpables, en esta dirección, más allá de la retórica, más allá de los discursos.
El siglo XX y lo que va del XXI nos han enseñado que muchos problemas de la vida real no se solucionan con fórmulas ideológicas pre-establecidas. Aunque todo el mundo tiene derecho a abrazar la ideología que considere, ninguna ideología, absolutamente ninguna, puede sustituir la complejidad de la realidad.
Nos oponemos firmemente a una visión ideológica anacrónica, cuyas raíces están en el siglo XIX, que algunos sectores utilizan como guía para encarar los problemas del siglo XXI. Pensamos, y tenemos todo el derecho de decirlo públicamente, que el modelo económico que de allí se deriva es una de las más importantes causas de la profunda crisis económica que vive el país hoy.
Pensamos, como gremio, que la planificación estatal de la economía, el excesivo intervencionismo y una voraz economía pública obstaculizan el crecimiento. Pensamos que un modelo que se concentra en la distribución de la riqueza, especialmente con fines electorales, pero que no se ocupa de la generación de esa riqueza, excepto para perseguir a los sectores productivos en casi todas las cadenas, está condenado al fracaso y no puede ser fuente de prosperidad nacional.
Se trata de un modelo que demanda y gasta cada vez más recursos, al punto de habernos conducido a la actual crisis fiscal en la que se encuentra el Estado. Pues durante muchos años se ha gastado más de lo que ha ingresado, y así ni un hogar ni una economía pueden sostenerse en el tiempo.
Se trata de un modelo de creciente y pernicioso intervencionismo estatal sobre la actividad económica, sin que medie un diálogo respetuoso con su contraparte, el sector empresarial. Este excesivo intervencionismo se ha traducido en estatizaciones, confiscaciones e intervenciones; en leyes punitivas y sancionatorias que criminalizan la actividad empresarial; en controles de cambio y de precios cada vez más rígidos, con el agravante de una absoluta discrecionalidad en la asignación de divisas, así como la regulación directa de la rentabilidad de la empresa privada. En fin, el Gobierno Nacional no parece darse cuenta de que con semejantes políticas no hace otra cosa que inhibir la llegada de inversiones nacionales y extranjeras.  
De todo lo anterior, lo más grave son el control de cambio y el control de precios. Ambos han colocado la responsabilidad del abastecimiento del país en manos del Estado, con las consecuencias conocidas. Por ello, pensamos que el discurso de la “guerra económica” es un pretexto, una elaboración comunicacional, destinada a compartir esa responsabilidad. Pero el Gobierno Nacional sabe bien, como nosotros también lo sabemos, que no hay despacho, no hay camión alguno en el sector de alimentos que se mueva en este país sin su autorización.
La rigidez del control de cambio y de precios ha afectado severamente el valor de la moneda. El bolívar que circula por las calles, el bolívar que está en las manos de nuestros connacionales, es mercurio, materia inestable, escurridiza entre los dedos.
Y todo ello transcurre en un marco de arbitrariedad en la aplicación de normas; de crecientes y también arbitrarias importaciones que favorecen las economías de otros países, cuyas consecuencias son obvias: el deterioro de la industria nacional y la afectación de trabajos decentes y productivos que generen las riquezas necesarias para el progreso y bienestar de los venezolanos.
Por otro lado, el Gobierno a pesar de ser promotor en políticas sociales dirigidas a los sectores de menos recursos, se ha mostrado insensible ante  otras situaciones que está enfrentando situación que enfrenta el país. No han tomado a tiempo las decisiones adecuadas para aliviar la crisis y no muestra intención de dialogo para diseñar y aplicar los correctivos necesarios, en pro de evitar situaciones que conjuren una hiperinflación como la que han experimentado países vecinos como el Perú, en los años 80, y Argentina, a principios de este siglo.
Creemos que el Gobierno aún está a tiempo de evitar que la recesión escale a más de 10 puntos porcentuales del PIB; creemos que aún está a tiempo de evitar que la escasez se traduzca en una crisis humanitaria. Lo exhortamos, esta vez en nombre todos los venezolanos, a que se adopten los correctivos necesarios. No tenemos ningún problema, y se lo proponemos abiertamente al Gobierno, en salir juntos a comunicarle al país la necesidad de las reformas, siempre y cuando medie respeto entre ambos sectores y lleguemos a acuerdos éticamente elevados. 
El punto clave que contribuiría a una rápida recuperación de la economía venezolana es que el gobierno abandone la idea de que el sector empresarial es su enemigo. No es posible construir e implementar una estrategia de desarrollo sostenible en el tiempo si el sector público y el sector privado no llegan a unos acuerdos mínimos, de manera civilizada, por encima de las diferencias de enfoque que en efecto existen.
El sector empresarial puede ser un aliado de primer orden del gobierno en la tarea de generar crecimiento económico y reducir las tasas de inflación.
El sector empresarial puede ser un aliado de primer orden del gobierno en la tarea de reducir al mínimo los niveles de escasez, si el gobierno produce un cambio significativo en el rumbo de su política económica que estimule el aumento de la producción nacional.
El sector empresarial puede ser un aliado de primer orden del gobierno en la tarea de largo plazo de reducir la pobreza y la desigualdad social, entre otras cosas porque la empresa privada, además de crear empleos, tiene una variedad de programas de responsabilidad social con los que contribuye con las comunidades.
No tiene mucho sentido que el gobierno siga contemplando a la empresa privada como su principal enemigo, cuando en verdad constituye la solución de muchos de sus problemas.
Así, pues, para este nuevo período 2015-2017 que hoy se inicia, reiteramos nuestra voluntad de trabajo constante, cohesionado y comprometido con nuestras empresas, nuestra institución y nuestro país, cimentado en la idea de que el gran reto de Fedecámaras es ser un agente de cambio creativo, que facilite la corrección del rumbo y contribuya a la solución de los problemas desde la raíz, junto al Estado.
No pretendemos ejercer el rol de árbitro que le corresponde al Estado, ni estamos sugiriendo que el Estado no deba intervenir en asuntos económicos. Claro que debe y le corresponde hacerlo. Lo que estamos sugiriendo es que debe hacerlo de forma racional, convocando un dialogo constructivo y estableciendo incentivos para que el sector privado pueda trabajar.
Extiendo mi mano al ejecutivo Nacional y al Presidente de la Republica para trabajar en conjunto en el diseño de políticas de estado precisas, dejando a un lado el enfrentamiento estéril que rechaza la mayoría de la población.
No serán pocos ni menores los desafíos que en este período nos enfrentaremos como sociedad y como organización. Pero, precisamente, son este tipo de coyunturas las que ponen a prueba la solidez de nuestras instituciones y de quienes las representamos, de nuestra capacidad para enfrentar adversidades, para convertirnos en AGENTES DEL CAMBIO CREATIVO.
Como habría dicho el famoso historiador Arnold Toynbee, algunas sociedades tienen aprendizajes creativos de las experiencias que encaran y otras producen aprendizajes destructivos. Es hora de que Venezuela se enrumbe por el camino del aprendizaje creativo, venciendo los mitos, prejuicios y espejismos que nos han impedido crecer por más de 5 años consecutivos durante los últimos 35.
Con el orgullo de ser empresarios, proclamamos que Fedecámaras es parte de la solución del país, que estamos dispuestos a contribuir a la reactivación económica de Venezuela, un país donde nuestros jóvenes quieran quedarse y del que todos los venezolanos estemos orgullosos

Fedecámaras: Empresarios no queremos cerrar las industrias


El nuevo presidente de Fedecámaras, Francisco Martínez, hizo votos por el entendimiento entre el sector público y el privado para superar los obstáculos que enfrenta el país en materia de producción
Destacó que dos factores que dificultan las operaciones del sector son el actual sistema cambiario y el control de precios. “Necesitamos una plataforma que permita la construcción de precios basados en las rentabilidades adecuadas”, agregó.
Respecto al diálogo con representantes del gobierno, aseveró que ese es precisamente el “primer sacrificio que debe hacer el gobierno; salir de esa trampa ideológica en la que andan que ellos mismos se están negando la posibilidad de hablarles a los demás”.
Durante el programa de Sheina Chang y Gustavo Gómez Morón de Unión Radio, Martínez afirmó que la mayoría de las empresas atraviesan serias dificultades en torno a la reposición de inventarios y muchas de ellas están trabajando con líneas de producción al borde del cierre.
“Esa es la más alta preocupación de los empresarios, estamos haciendo los mejores de nuestros esfuerzos para mantener nuestras empresas (…) entonces lo que necesitamos es un sector público con conciencia de que tenemos un problema en el país y que tenemos que solventarlo bajo el consenso de ambos sectores y la masa de trabajadores”, añadió el máximo representante de la cúpula empresarial.
Fuente: Unión Radio