Empresario
metalmecánico con esencia de vendedor. Jorge Roig aún conserva piernas para
subir algunas montañas más. “La presidencia de Fedecámaras, confieso, ha sido
una de las cumbres más complicadas, pero como en la vida, disfruto el camino,
la meta es transitoria”.
Los
sectores productivos se han atemorizado por su pasado político, pero para el
exjefe de fracción de La Causa R que salvó su voto 14 veces, es una asignatura
aprobada. ¿Radicales? “También los hay, pero la vanguardia avanza”.
Como
dueño de empresa desde hace 40 años, también ha experimentado las causas de la
escasez de materias primas que antes producía Sidor. “En manos privadas la
Siderúrgica del Orinoco alcanzó 4 millones 300 mil toneladas de acero y este
año no procesará ni un millón… Y la gente no se conecta con las consecuencias:
No hay cabillas, planchas de acero para el sector automotor, ni hojalata para
envasar el atún, ni clavos, ni alambre de púas... Si a las empresas de Guayana
les da una ‘tosecita’, Venezuela se enferma de pulmonía.
Tiempo
atrás era el empresario comunista o el sifrino de La Causa R. Hoy no le presta
atención a esas acusaciones de oligarca o capitalista apátrida.
- ¿Logró vender que Fedecámaras pasó la página del golpismo?
-
Depende de mí clientela. Al Gobierno no le conviene comprarla, pero el país sí.
En las últimas mediciones de las encuestadoras más importantes, Fedecámaras
aparece con 68% de credibilidad, después de la Iglesia, incluso muy por encima
de los partidos. Solo 22% opina que es el artífice de la guerra económica.
Al ataque- Empresarios presos. Culpables sin juicio. ¿Cuáles son los escenarios posibles?
- El
sector oficial arrecia los ataques producto de la desesperación porque la
opinión pública ya no los favorece. La gente está angustiada haciendo colas un
día tras otro y las culpas se la atribuyen en 80% al Gobierno, no a
Fedecámaras, ni una guerra económica. No ayuda para nada que a escasos días del
nuevo sistema de control cambiario, el Gobierno haya dado señales tan negativas
como perseguir y encarcelar a los empresarios, porque acentúa la desconfianza.
-
Empresarios privados de libertad, sus negocios ocupados y los productos
confiscados. Han avanzado en la imposición de un modelo económico que minimiza
al sector privado. Están ganando la guerra económica…
- No
estoy tan seguro
- Pero el Gobierno tiene el control del aparato económico.
- El
control del aparato económico no significa que esté ganando la guerra. ¿Cuál es
el objetivo, cogerse al país?
- Ya
lo tienen...
- No.
Todavía hay resistencia, fuerzas sociales dispuestas a protestar. Han
penetrado, pero quedan reservas morales en el sector empresarial, la Iglesia,
la academia y en las universidades independientes. Todavía hay una fortaleza
moral y democrática. No sé qué clase de revolución están ganando, si no cuentan
con los trabajadores, ni los estudiantes, ni los empresarios, sino con unos
adeptos que cada vez son menos. Para mí ganar esta batalla es garantizar el
bienestar y la calidad de vida.
- ¿Acaso no se está fortaleciendo a “paso de vencedores” el control político, económico para avanzar hacia el control total?
-
Empezando, ya no somos empresarios, sino concesionarios, El Gobierno fija el
monto de las divisas, aprueba el precio para adquirir los insumos, las zonas de
distribución de los productos y el precio de venta. Si nos portamos mal, nos
quitan el negocio. Ocurre ciertamente, pero el espíritu empresarial permanece
en el tiempo. Y no hay nada más testarudo que la economía, mucho más, que una
revolución... No es posible resolver un problema sin comprenderlo, ni ganar una
guerra que no existe.
El
sistema económico es más sencillo de reparar, difícil es reconciliar al país.
Restituir los valores, educar... nos llevará un par de generaciones. La
historia del país no se ha escrito solo en los últimos 15 años... algunos
sucesos ocurrirán muy pronto.
La cruz a cuestas de Jorge Roig- ¿Por qué tan dispuesto a cargar con esa cruz a cuestas? Inédito, fue el único aspirante
- Cruz
que promete ser como la subida final al Calvario en los próximos seis meses,
pero ha valido la pena cargarla. Era un compromiso
- ¿En este víacrucis cuáles han sido las estaciones?
- Ja,
ja, ja... Hacer el examen de conciencia y reconocer los errores que ha cometido
la institución. El propósito de enmienda nos conectó con el país. Fedecámaras
está para defender los valores en los cuales creemos.
Otra,
es el miedo. Temo por el país, las empresas atravesamos momentos de muchísima
dificultad. Enfrentamos a un Gobierno que ha demostrado ningún freno para
imponer una agenda en contra de los intereses empresariales, en un combate muy
desigual.
Y la
Estación Gozosa. Aunque pareciera que los empresarios siempre estamos llorando
porque no nos dan dólares, recorrer el país nos ha permitido conocer mejor a
Venezuela y estar consustanciado con las realidades de cada región. Me siento
orgullosísimo de ser empresario.
- ¿Cuáles son los pecados capitales del sector empresarial?
- La
arrogancia, tenemos que ser más humildes y la ira por la impotencia frente
algunas situaciones. No puedo meter la mano por un sector tan extenso, ni decir
que son parte de nuestra organización, unos empresarios que se han acercado,
pero que desarrollan prácticas reñidas a nuestros principios éticos y de
responsabilidad social.
Fuente: El CarabobeñoDhameliz Díaz